martes, 15 de febrero de 2011

EL EMPERADOR CARLOS V

Emperador Carlos V


El 19 de septiembre de 1517 llegó Carlos a Castilla; el regente, el cardenal Cisneros falleció cuando se dirigía a recibirlo. Digamos, entonces, de paso, que Carlos no encontró quien le contradijera o impugnara sus decisiones. Fuera de su tutor, el señor Guillermo de Croy, se asesoró de Mercurino Gattinara, servidor de Margarita de Saboya y de Maximiliano de Habsburgo.
No obstante la llegada de Carlos produjo descontento entre los señores feudales de Castilla y Aragón; ellos no veían con buenos ojos a un príncipe que no hablaba castellano y se rodeaba de consejeros foráneos. (Sea este el momento de decir que el futuro Carlos I de España no hablaba tampoco la lengua germana; esta clase de eventualidades le hacían depender de intérpretes y traductores para entenderse con todos sus súbditos).
Se dice que desde ese tiempo Carlos, heredero de los Habsburgo y los Trastámara, acariciaba la idea de un gran imperio unificado en torno a la religión católica.
Llegado a España en 1517, se cernía sobre el ambiente la ambigüedad del poder: ¿era Juana el verdadero monarca? O ¿era Carlos, su hijo?
El señor de Chièvres propuso que por conveniencia se proclamara la soberanía de ambos, aclarado que Carlos firmaría a nombre de Juana hasta tanto esta recuperara su lucidez.
Carlos es, entonces coronado monarca de Castilla y de Aragón con el nombre de Carlos I; de repente muere su abuelo, Maximiliano I de Habsburgo y se abre la disputa sobre su posible sucesor.
Francisco I de Francia y Enrique VIII de Inglaterra ambicionaban este cargo; los señores de Sajonia, Baviera y Austria, por su parte, ven con buenos ojos a Fernando, el tercer hijo de Juana y Felipe el hermoso.
Los distintos sectores políticos implicados hacían sus movimientos con tal de tener de su lado al nuevo emperador, cualquiera que este fuese. Pero Carlos I de España no se amilanó y se declaró heredero del imperio, faltándole tan solo los rituales propios de su condición. No fueron suficientes las intrigas tramadas por el papa León X y por Francisco I, puesto que el 28 de julio de 1519 es elegido Carlos como emperador por unanimidad. Adoptará el nombre de Carlos V.

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